La literatura, más allá de su función como un entretenimiento, también puede ser una herramienta transformadora, emancipadora. Los libros siguen siendo el único lugar de la vida moderna en donde podemos abstraernos del mundo pero, al mismo tiempo, crear conexiones con nuestros semejantes, pues los libros son eso, redes de pensamiento que nos conectan y, al hacerlo, nos solidarizan.