Jueves, 27 Diciembre 2018 21:56

Festividades navideñas tradicionales: “La Danza de los Negritos” en Zacán

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*Rescatada hace 25 años

Zacán, municipio de Los reyes, Mich.- Las tres principales danzas que se bailan en esta comunidad, se caracterizan por su elegancia en la vestimenta, de gran sincronía en los pasos en cada una de ellas por parte de los ejecutantes de la danza de Los Viejitos, de Los Negritos o de Los Moros; estas son reconocidas a nivel mundial y desde hace 25 años se exhibe especialmente en temporada navideña.


La danza de Los Negritos fue rescatada a iniciativa de varias personas que sabían la forma del baile original a través de las once piezas musicales que la conforman, por ello desde hace más de dos décadas se volvió a sentir en Zacán la ejecución en cada uno de los asistentes.


Al inicio los organizadores tropezaron con un problema, la Banda Zacanense, no tenía las partituras de las piezas; ellas eran propiedad de la familia Campos, músicos locales por excelencia. Hubo algunas grabaciones, otras que las podían tararear, y así, poco a poco se fueron completando, ya que “los Campos” se negaron a proporcionar la letra original.

El protocolo navideño


La festividad inicia con la posada en la noche del día 24 de diciembre; posteriormente, el “ensayo real” en casa del carguero, por parte de la banda y los que irán a bailar al día siguiente.
Por la mañana del 25, el “levantamiento” del Niño Dios, con música, confeti y dulces, muchos dulces, también en casa del carguero; posteriormente la misa en el templo de San Pedro Apóstol, al que obligatoriamente asisten los danzantes, elegantemente vestidos.
Llevan un traje y guantes color negro, una chicota de cuero en a la derecha; la máscara labrada de madera y de color negro, en la parte superior un vistoso penacho, de donde penden largos listones de colores que pasan sobre la espalda casi a ras de piso; éstos van sostenidos por una pañuelo que va cruzado desde el hombro y debajo de la axila del hombro contrario.
Al término de la misa, bailan dentro del templo, “es como pedir permiso para salir a varias partes del pueblo, hasta que los encuentren los “correos” que llevaran dos mensajes escritos; uno para los danzantes, y otro para los músicos. En dicho correo se les invita, por parte de las autoridades, a que regresen a la casa del carguero a recibir los alimentos”, indican los pobladores.

 

La organización


Los “correos”, son casi siempre, ahijados del carguero que se visten extrafalariamente, algunos de mujer, que llevan los mensajes, pero antes, tienen que bailar en donde se da el encuentro con los danzantes; luego regresan a la casa del carguero, donde también tienen que bailar, regularmente son cumbias: La multitud los aclama; es la chispa de la fiesta. Aquí termina la participación del “correos”.


En la casa del carguero, los compadres y familiares han organizado una mesa donde se instalan las “autoridades” que cuenta con un secretario que lleva las anotaciones y un grupo de policías que cuidan el orden. Aquí nadie hace nada fuera de la tradición y costumbre.


Ahí nadie infringe las reglas, o de aquellos que lleguen tarde a la casa del carguero, máxime si son familiares, son retenidos por la policía, atados de la cintura con un lazo, y subidos o colgados en un enorme arco construido para ello; se les impone una multa, llevar cerveza, o cualquier tipo de vino o licor. El secretario toma nota y almacena las multas que después entregará al carguero.


Costumbres similares pero diferentes


Es una costumbre similar a la danza de Los Viejitos, que se bala aquí los días 6, 7 y 8 de enero de cada año, donde también visten un traje negro, pero la máscara es de color natural a la piel humana y lleva pelo blanco; un bordón con listones de colores y cascabeles. Lo encabeza un Tatá K’eri y la Amamba. Es otra historia.


Sobre el origen de la danza de Los Negritos, existen varias hipótesis, una de ellas es que años después de la llegada de esclavos africanos, se distribuyeron por varios rumbos del país y Michoacán, formando cofradías o colonias, quienes practicaban sus danzas ancestrales, alejados de las miradas indiscretas y llenas de misticismo, y que posteriormente pudieron haber sido copiadas por los indígenas purhépecha.


Lo que se baila ahora, es un mestizaje, emulando ahora el vestuario y el rostro, con el color de la piel de aquellos que desembarcaron en México, hace muchos años, provenientes del continente africano.

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