Jueves, 17 Enero 2019 07:34

La adoración al Niño Dios es una tradición que continúa en Zacán

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*A través de la Danza de los Viejitos

Uruapan, Mich.- La adoración del Niño Dios, es una tradición que se lleva a cabo de manera ancestral en la comunidad indígena de Zacán, donde integrantes de la danza de Los Viejitos lo veneran encabezados por el Tatá K’eri y la Amamba, también participan los “correos” (ahijados del carguero) que llevan los mensajes a danzantes y músicos, que bailan vestidos estrafalariamente.

En enero de cada año se realiza esa gran fiesta pagano religiosa, donde participan 3 cagueros, por ello el “ensayo real” se lleva a cabo en la casa del carguero mayor este año le tocó el turno a Humberto Bravo laureán, director de la banda en Zacán, quien acompañó a los danzantes. Al día siguiente acuden a la casa del carguero, con cuetes para iniciar con las mañanitas al Niño Dios.

El Niño Dios es colocado en un pesebre, luego simulan su levantamiento con confeti y golosinas que son lanzados a toda la gente que acude a la festividad por las calles principales de Zacán, acompañados de música con el compadre del carguero, en esa festividad participan 29 danzantes, además de Salvador Méndez Servín como Tatá K’eri y Paloma Murguía Bravo, la maringuía.

Este año los nuevos los padrinos fueron Dionicio Méndez Ceras y su esposa, quienes cargan al niñito, recorren la casa del carguero, para que se persignen ante la imagen del Niño Dios, mientras tanto ofrecen ricas viandas regionales a los asistentes.

Genuinamente organizados los danzantes acompañan a cargueros y compadres a llevan el nicho con el niñito hasta la iglesia donde se ofrece una singular misa donde la banda Zacanense los acompaña, con velas de cera encendidas y los candelabros con incienso que aromatiza el ambiente. Al término de la homilía, Los Viejitos danzan dentro de la iglesia; salen y regresan a la casa del carguero.

Durante la festividad si alguien incita al caos o desorden tiene un ejemplar castigo: lo atarán de la cintura y elevarlo muy alto, pero si es reincidente o se opone al correctivo deberá ser colgado de los pies, tomarse en esa posición un vaso de tequila o cebada y pagar una multa económica que deberá entregar a la mesa de la presidencia de organización.

El festejo continua en su máximo esplendor, cuando concluye la misa en la casa del carguero, se les otorga a danzantes y músicos permiso para ir a trabajar, en cada vivienda donde haya algún bulto o imagen de la virgen deberán bailar y así laboran pero a las dos de la tarde deberán ser localizados por “Los Correos”, ahijados del carguero y disfrazados estrafalariamente entregarán una carta emitida por la presidencia, donde se les invita a que regresen a la casa del carguero a comer.

Con tortillas a mano, tamales y corundas de maíz, tatemado con arroz, será la comida tradicional, pero antes, habrá botana, los cueritos y sancochados a pie de cazo; refrescantes y suculentas bebidas elaboradas a base de destilados naturales como la cebada y el agave.

Llegan los danzantes, los músicos y al menos media docena de “correos”, a la casa del carguero, para después llevarse a cabo “el encuentro”, donde jóvenes, familiares de los cargueros, lanzan naranjas, dulces, confeti y colaciones, a manera de recibimiento y que son bienvenidos a la comida. Calmada la tempestad, Los Viejitos entran bailando El Zorcico; frente al pesebre, donde está el nicho con el Niño Dios, terminan la danza, comen y descansan.

La tarea de los “correos” no termina ahí se reportan a la presidencia, donde bailan; también en la cocina o no les darán de comer; ante el altar de las reinas.

Las personas que lleguen a la fiesta, deberá reportarse ante la presidencia o corren el riesgo de que los cuelguen, máxime si es familiar; quienes vayan a tomar fotografías, deberán portar un permiso o serán multados. Así es la regla, así son los usos y costumbres. Los vendedores ambulantes pagan piso o decomiso de mercancía.

Todos los lugares tienen nombres; la presidencia, por ejemplo, #La Cuarta Transformación; #Concejo Comunal de Zacán; #Los Huachicoleros; #Me Canso Ganso; “Las Chorriadas”, “Tatá Res”, y muchos más del ingenio zacanense.

Por la tarde del 6 de enero llevan al Niño Dios al atrio del templo, donde danzarán Los Viejitos, posteriormente y cuando ya empieza a oscurecer, llevar el nicho al segundo carguero del 7 de enero, que en este caso fue Roberto Murguía Medina.

Frente a la casa del siguiente carguero, se forman Los Viejitos en dos filas y alzan al cielo los bordones adornados de listones de colores y cascabeles los compadres entregan el nicho con el Niño Dios a al nuevo carguero; familiares e invitados, dan la bienvenida, las mujeres con una flor en la mano y los varones con una vela de cera encendida.

La entrada debe ser bailando El Zorcico en la casa del nuevo carguero, donde es colocado en el nuevo pesebre, al terminar de bailar y tras la cena, regresan al día siguiente al cuete inician un nuevo anuncio que ya es hora de presentarse en casa del carguero.

En ese moento el Tatá K’eri fue Andrés Campos Salceda y la Amamba, Maximino Cortés Escolástico, la danza fue acompañada por la orquesta de música del pueblo. Por la noche habrán de entregarlo al carguero del último día, el 8 de enero de 2019.

Aquí los cargueros fueron Fernando Oseguera Hernández y Claudia Oseguera Méndez. Cabe destacar el enorme y original pesebre en honor al Niño Dios.

Después de la comida, un breve descanso, ya es el tercer día de danza y ya son menos los danzantes, apenas llegan a 20. Habrá que salir más temprano, ir al atrio del templo y posteriormente a visitar los tres nuevos cargueros.

Se inicia el último día con quien tendrá la fiesta el 8 de enero de 2020, y es Ramiro Galván Campos y Ofelia Guerrero; son recibidos en la calle, entran bailando. Se ofrece a los visitantes pozole o nacatamales.

El segundo día, es decir, el 7 de enero, será en casa de Indalecio Morales, y el tercer día, 8 de enero próximo, el carguero será J. Reyes Murguía Navarro y esposa Josefina Valencia.

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